Por Don Alberto Dávila DíazGranados - Presidente
Grupo Daabon
Comprobar que es posible complacer los gustos de nuestros clientes con
productos obtenidos por medio de procesos que contribuyen a la
conservación del medio ambiente y la protección de las
culturas locales, no es el resultado de una tarea fácil; pero
sí, lo suficientemente satisfactoria como para mantenernos en el
nicho de la producción orgánica y convertir cada producto
exportado por el Grupo DAABON, en una muestra de que producir con la tierra
y no contra ella, es una opción eficientemente productiva.
Cumpliendo dos décadas de producción orgánica, vale la
pena hacer acopio de la genialidad que nuestro ganador del Premio Nobel
colombiano, Gabriel García Márquez, escribió
algún día, “la vida no es la que uno vivió, sino
la que uno recuerda y cómo la recuerda para contarla…”
hoy estamos recordando que en varios momentos de la historia de los mercados
orgánicos del mundo fuimos pioneros; llevando, no sólo las
bondades de nuestras marcas; sino el nombre de Colombia como país
cuyos productores agrícolas y agroindustriales luchan por crecer y
merecer la confianza de los compradores más exigentes.
En 1993 iniciamos la producción de aceite de palma certificado. La
primera exportación fue en baldes de 20kg, con destino a Francia. No
había aceite de palma orgánico en el mundo antes de esta
experiencia. Dos años después, volvimos a asumir el reto de
poner en los mercados un producto completamente nuevo: banano
orgánico. Su destino fue el puerto de Le-Havre en Francia y se
comercializó con la marca “Dávila
Biobananas”.
Nuestro programa de certificación orgánica para café en
la Sierra Nevada de Santa Marta, empezó entre 1993 y 1994 e
involucró indígenas Koguis, Arhuacos y campesinos. Ecocert fue
la empresa certificadora la cual permitió que Colombia, a
través de DAABON, exportara su “producto estrella” con el
sello certificado.
Ser pioneros encierra grandes satisfacciones, pero también implica
abrir caminos; en esa faena es posible encontrarnos con que no todo
está a la mano, que hay herramientas por conocer y por poner a
prueba. En los años 90, por ejemplo, los insumos agrícolas
permitidos por la producción orgánica eran escasos, los
estándares de certificación no eran conocidos en Colombia; el
puerto marítimo de Santa Marta, que es nuestro principal lugar de
embarque, no tenía la infraestructura necesaria para garantizar la
separación de la carga como lo exigen las normas. Aparte de eso, las
autoridades de control sanitario no conocían el manejo de este tipo
de productos, por lo que las primeras exportaciones fueron complejas y
costosas.
Con el pasar de los años, las cosas fueron cambiando; la experiencia
nos hizo crecer tanto a nosotros como empresa productora, como al entramado
institucional que se involucra en las exportaciones. Hoy en día,
DAABON se presenta como uno de los productores orgánicos más
destacados de América Latina y Colombia; un país con plena
capacidad de llevar a los mercados internacionales una de sus más
importantes cosechas: productos orgánicos certificados.